Lesiones en los Tejidos Blandos: Hemorragias

    Son los problemas más comunes en la atención de primeros auxilios. Estas lesiones pueden causar un daño grave, incapacidad o muerte.

    Además de los huesos y cartílagos, el organismo está recubierto por tejidos blandos: músculos, grasas, tendones, ligamentos, membranas, mucosas, vasos sanguíneos y piel.

    Siempre que estos tejidos sean lesionados o desgarrados, hay peligro de infección; los microorganismos pueden entrar al cuerpo a través de una excoriación, una herida, una quemadura o una punción.

    Una infección es la respuesta del organismo al crecimiento de las bacterias dentro de los tejidos del cuerpo.

    Las manifestaciones de una infección en el sitio de la lesión son: inflamación, enrojecimiento, dolor, calor (al tacto) en la zona y drenaje de pus.

    Las infecciones graves provocan fiebre, malestar general, decaimiento, somnolencia, falta de apetito, náuseas y según sea el microorganismo que causa la infección puede tener otras manifestaciones.

    Existe una infección grave denominada tétanos que puede ser adquirida por lesión de los tejidos blandos.

    Las manifestaciones de una infección pueden presentarse en pocas horas o días después de producirse la lesión.

    Hemorragias Externas

    Arterial

    Sangre roja y brillante, al ritmo de los latidos del corazón. Es grave porque se pierde gran cantidad de sangre.

    Venosa

    Sangre oscura. Sale en flujo continuo

    Capilar

    Sangre sale a gotitas.

    La sangre se encuentra circulando por el interior de los vasos sanguíneos (arterias, venas y capilares), que la transportan por todo el cuerpo. Cuando alguno de estos vasos sanguíneos se rompe, la sangre sale de su interior, originándose así una hemorragia.

    Toda pérdida de sangre debe ser controlada cuanto antes, sobre todo si es abundante.

    En caso de hemorragias el organismo pone en funcionamiento su mecanismo para controlarla, agregando las plaquetas alrededor del vaso lesionado y formando un coágulo que tapona dicho vaso, impidiendo la salida de sangre.

    La atención de primeros auxilios contribuye a que este proceso sea efectivo. Esta atención debe ser inmediata porque en pocos minutos la pérdida de sangre puede ser total, ocasionando shock y muerte.

    Control de la Hemorragia Externa

    Descubra el sitio de la lesión para valorar el tipo de hemorragia ya que esta no es siempre visible; puede estar oculta por la ropa o por la posición de la víctima. Para identificar el tipo de hemorragia seque la herida con una tela limpia o gasa.

    Para controlar la hemorragia siga los siguientes pasos y en este orden:

    1. Presión Directa:

    • Aplique sobre la herida una compresa o tela limpia haciendo presión fuerte. Si no dispone de compresa o tela puede hacerla directamente con su mano siempre. La mayoría de las hemorragias se pueden controlar con presión directa.
    • La presión directa con la mano puede ser sustituida con un vendaje de presión, cuando las heridas son demasiado grandes o cuando tenga que atender a otras víctimas.
    • Esta técnica generalmente se utiliza simultáneamente con la elevación de la parte afectada excepto cuando se sospeche lesión de columna vertebral o fracturas, (antes de elevar la extremidad se debe inmovilizar).

     2. Elevación:

    • La elevación de la parte lesionada disminuye la presión de la sangre en el lugar de la herida y reduce la hemorragia.

    • Si la herida está situada en un miembro superior o inferior, levántelo a un nivel superior al corazón.

    • Cubra los apósitos con una venda de rollo.

    • Si continua sangrando coloque apósitos adicionales sin retirar el vendaje inicial.

    3. Presión Directa sobre la Arteria.

    • Consiste en comprimir con la yema de los dedos una arteria contra el hueso subyacente.
    • Se utiliza cuando no se ha podido controlar la hemorragia por presión directa y elevación de la extremidad o en los casos en los cuales no se pueden utilizar los métodos anteriores (fracturas abiertas).
    • Esta técnica reduce la irrigación de todo el miembro y no solo de la herida como sucede en la presión directa.
    • Al utilizar el punto de presión se debe hacer simultáneamente presión directa sobre la herida y elevación.

    Si no se detienen a tiempo o si evolucionan mal, las hemorragias pueden derivar en ciertas situaciones graves. Siempre traslade al afectado a un centro médico para su atención. 

    En el próximo newsletter, analizaremos las hemorragias internas. ¡Muchas gracias por leer!