Siempre que estos tejidos sean lesionados o desgarrados, hay peligro de infección; los microorganismos pueden entrar al cuerpo a través de una excoriación, una herida, una quemadura o una punción.
Una infección es la respuesta del organismo al crecimiento de las bacterias dentro de los tejidos del cuerpo.
Las manifestaciones de una infección en el sitio de la lesión son: inflamación, enrojecimiento, dolor, calor (al tacto) en la zona y drenaje de pus.
Las infecciones graves provocan fiebre, malestar general, decaimiento, somnolencia, falta de apetito, náuseas y según sea el microorganismo que causa la infección puede tener otras manifestaciones.
Existe una infección grave denominada tétanos que puede ser adquirida por lesión de los tejidos blandos.
Las manifestaciones de una infección pueden presentarse en pocas horas o días después de producirse la lesión.