Siguiendo con lo compartido en un newsletter anterior sobre Procedimientos para brindar Primeros Auxilios, en esta ocasión comenzaremos a compartir aspectos importantes sobre cómo evaluar al lesionado, y cómo proceder correctamente para auxiliarlo.
Siguiendo con lo compartido en un newsletter anterior sobre Procedimientos para brindar Primeros Auxilios, en esta ocasión comenzaremos a compartir aspectos importantes sobre cómo evaluar al lesionado, y cómo proceder correctamente para auxiliarlo.
Mediante un examen completo del accidentado se pretende explorar todos los signos físicos y cambios de comportamiento que éste pudiera presentar.
Usualmente se practica después que el socorrista ha escuchado la historia del caso y los síntomas que manifiesta el lesionado.
Consideramos pertinente aclarar el significado de los términos signo y síntoma:
«Al socorrista sólo le incumbe hacer un diagnóstico provisional. Este será confirmado tan pronto como se haga cargo un médico. Si hubiera alguna duda con respecto al diagnóstico, el lesionado será tratado como si sufriera lesiones más graves»
Después de tomar los Signos vitales (respiración, pulso, reflejo pupilar) es necesario realizar una serie de apreciaciones sobre el aspecto general del lesionado.
Supone una serie de actuaciones, entre las cuales mencionamos:
Si fuere necesario abrir o mover la ropa del lesionado a efecto de exponer su cuerpo para una mejor evaluación, ésta deberá, ser cortada o abierta por las costuras, teniendo cuidado al hacerlo, en caso contrario puede ocasionar mayores daños.
En caso de un lesionado con piel oscura, el cambio de color puede ser difícil de apreciar. Por lo cual se hace necesario observar el cambio de color en las superficies internas de los labios, boca y párpados.
Algunas coloraciones en las mucosas pueden darnos idea de los problemas que puede tener el lesionado, así:
Cianosis
Palidez
Rubicundez
La evaluación cuidadosa incluye el examen individual de cada parte del cuerpo. Es usual iniciarlo por la cabeza y seguirlo hacia abajo, si hubiera alguna señal de probable localización de una herida, se podrá fijar la atención en la parte sospechosa. Así, los desgarros del vestido, los pantalones empapados en sangre y otras pistas similares pueden señalar probables heridas.
De todas maneras, aconsejamos examinar al lesionado de arriba abajo metódicamente, en el siguiente orden:
Ojos: levantar los párpados e inspeccionarlos cuidadosamente. El tamaño de las pupilas, su reacción a la luz y el estado de los reflejos tendrán que tenerse en cuenta.
Nariz: la salida de sangre o líquido claro por cada ventana nasal puede ser signo grave que sugiere fractura de la base del cráneo.
Oídos: en forma análoga se puede descubrir la emisión de sangre o líquido claro (liquido cefalorraquídeo).
Boca: la coloración, manchas o quemaduras podrán sugerir intoxicaciones. Es necesario abrir completamente la boca y examinarla con cuidado.
Se percibirá el olor del aliento que en algunos casos indican la causa:
Cuando se observa una hemorragia es necesario buscar su origen, por ejemplo un desgarro en la encía o en la mejilla. Al examinar la boca debe quitarse la dentadura postiza, ésta podría desplazarse y obstruir las vías respiratorias.
El aspecto y las características del vómito, en caso de presentarse, nos podrá orientar hacia el diagnostico:
Tras la inspección deben palparse suavemente los huesos de la cabeza buscando los posibles traumatismos que en ésta se pueda presentar.
Durante el examen de éste, dirigir la atención hacia los huesos que lo conforma, su simetría, su deformidad.
Al proceder a la palpación de las costillas el socorrista debe iniciar su examen lo más cerca posible de la columna vertebral y seguir la exploración gradualmente hacia adelante hasta llegar al esternón, evitando mover al lesionado se hará una revisión cuidadosa de la columna vertebral en todo su trayecto por medio de la palpación.
Inspeccionar adecuadamente esta zona, edemas, masas, heridas o exposición de vísceras, a la vez que se localizan sitios dolorosos que nos indicarán específicamente los órganos afectados.
El examen de la pelvis debe llevarse a cabo por métodos similares a los adoptados para las costillas. Es fácil notar si la ropa está húmeda, lo cual puede ser debido a la emisión involuntaria de orina.
Cada hueso de estas zonas debe ser objeto de examen, con lo cual se pondrá de manifiesto las heridas existentes. Si no hubiera signos de fractura conviene probar el movimiento de las articulaciones para excluir las dislocaciones.
En un próximo newsletter ampliaremos información respecto a qué hacer cuando el lesionado está inconciente, cómo debe ser realizado un registro escrito del auxilio proporcionado, la actitud que uno debe tomar, cómo interrogarlo y examinarlo, evaluar sus signos vitales, respiración, pulso y reflejo pupilar.